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El reconocimiento casi definitivo de que el Universo era como lo pintaba Copérnico fue, en parte, fruto de la técnica. Se produjo cuando Galileo apuntó hacia el cielo un telescopio, el instrumento recién inventado que aumentaba la imagen de los objetos contemplados a su través.

En 1611 fue invitado por el Papa Pablo V, a mostrarles a los astrónomos jesuitas del Collegio Romano lo que se podía ver mirando a través del telescopio. La historia de Galileo es "bien" conocida. Dejó sus estudios de medicina por las matemáticas que tampoco acabó por razones económicas. Por suerte para todos -y para él en particular- consiguió en 1589 una plaza de profesor en Pisa, para pasar de allí a Padua, donde estaría 18 años para luego irse a Toscana como primer filósofo y matemático, puesto ofrecido por el Gran Duque de Toscana. En Pisa fue donde descubrió sus leyes de la caída de los cuerpos usando planos inclinados -y no lanzando objetos desde la torre de Pisa como afirman muchos-, la aceleración constante de su caída y las trayectorias parabólicas de los objetos lanzados. Su forma de hacer ciencia le granjeó no pocos enemigos entre los aristotélicos que plagaban a las Universidades en aquella época. En especial por su célebre frase: «La naturaleza esta escrita en el lenguaje de las matemáticas».

galileo180Fue en 1609 cuando cayó en sus manos el telescopio. Este hecho le convierte en un acérrimo defensor de las tesis copernicanas -cosa que no había sido hasta el momento, aunque tampoco se había declinado por el otro bando-. Sus conclusiones al mirar por el telescopio fueron devastadoras: descubrió una ingente de nuevas estrellas, "por tanto, no pueden estar todas a la misma distancia" -afirmó- por lo que, como afirmó Giordano Bruno, dedujo que el Universo era infinito y por tanto más razonable que la Tierra se moviese y no éste último. Además, a diferencia de los planetas que aumentaban varias veces su tamaño -ya los veía como pequeñas bolitas- las estrellas aparentemente no cambiaban el suyo luego debían estar muy lejos como afirmó Copérnico, tanto como para que fuese imposible percibir su paralaje. Luego miró la Luna, el Sol -en éste descubrió que rotaba, luego ¿por qué no iba a hacerlo la Tierra?-; más tarde descubrió los satélites de Júpiter -¡no todos los cuerpos giran alrededor de la Tierra!-. Finalmente, el estudio de Venus le dio la total seguridad de que era Copérnico y no Ptolomeo quien tenía razón. Arriba a la izquierda podemos descubrir un dibujo de Galileo mostrando sus predicciones para las posiciones relativas de Júpiter y sus cuatro lunas en el periodo del 25 de abril al 8 de mayo de 1613.

En 1615 Galileo hizo circular una carta -impresa en 1636- donde esencialmente pedía a los teólogos que dejasen a los científicos las investigaciones de la Naturaleza, demandando así un espacio de libertad para la ciencia por encima de lo religioso. Sus palabras fueron: «la intención del Espíritu Santo era enseñarnos cómo se va al cielo, no cómo va el cielo». Claro que su gallardía fue tenida en cuenta: fue denunciado a la Inquisición y se le ordenó no sostener, enseñar ni defender nunca más la doctrina copernicana.

galileo183Además, "gracias" a los consejos galileanos de no meterse donde no debe, la Iglesia terminó incluyendo el libro de Copérnico en su Índice de libros prohibidos. Pero la suerte le acompañó pues nombraron Papa a Urbano VIII -Mafeo Barberini- que era amigo de Galileo. En una visita a éste en 1624 Galileo consigue permiso para escribir sobre los dos sistemas del Mundo: Así nació su obra más famosa y la que le costaría su condena por la Inquisición: Dialogo Supra i Due Massimi Sistemi del mondo, tolemaico e copernicano publicado con todos los permisos necesarios el 21 de febrero de 1632 en Florencia. En él incluyó su famosa ley de la inercia -que luego tan oportunamente cogiera  Newton de otro de sus gigantes- entre otras explicaciones. Obviamente tan pronto se publicó, el libro y su autor fueron denunciados y esta vez no se salvó: fue condenado - condena que posiblemente no fue a mayores por su amistad con el entonces Papa Urbano VIII-, trasladado a Roma y obligado a permanecer confinado en su casa de por vida, además de obligarle a abjurar, maldecir y detestar sus opiniones sobre el movimiento de la Tierra, además de recitar los 7 salmos una vez a la semana durante tres años. Finalmente, como sabemos, todo esto no fue más que un "mal entendido'', y 360 años después Galileo quedó totalmente rehabilitado (El Papa Juan Pablo, el 31 Octubre de 1992, reconoce el error que la iglesia cometió con Galileo y pide perdón por ello.)

En el siglo XVII, influidos por los descubrimientos de Kepler y Galileo, varios científicos ingleses donde destacan Hooke, Halley y Wren, se dan a la tarea de "reformar" la cosmología. Hook, en una conferencia pronunciada en la Royal Society explica, en su opinión, la causa del movimiento de los planetas:

1-Todos los cuerpos celestes tienen una atracción o gravitación hacia su centro y atraen a todos los demás cuerpos que tienen bajo su radio de acción.
2-Los cuerpos se mueven en línea recta salvo que se vean afectados por una fuerza que los obligue a desviarse.
3-La atracción disminuye a medida que la distancia aumenta, que aunque no sabemos de que forma, establecemos que debe ser inversamente proporcional al cuadrado de la distancia.

Así estaban las cosas cuando a principios de 1680 estos tres geniales científicos andaban tras la búsqueda de las trayectorias planetarias causadas por fuerzas con magnitudes inversamente proporcionales al cuadrado de la distancia cuando a uno de ellos, Halley, se le ocurrió una idea brillante: preguntarle a Newton. En 1684, Halley visitó a Newton y le formuló su pregunta, y cual sería su asombro cuando éste le respondió inmediatamente: serán elipses.

newton189¿Cómo Newton lo sabía? Fácil... lo había calculado hacía ya un tiempo, en sus Anni Mirabiles -20 meses entre 1665 y 1666 tiempo que paso confinado en su casa natal a causa de una epidemia de peste que azotó Cambridge-. Diez años después, en 1676, terminó su estudio que por supuesto no publicó. Así, a petición de Halley, Newton revisó y completó sus cálculos y se los envió a Halley. La insistencia de Halley y el genio de Newton convirtió ese pequeño manuscrito en la obra científica más importante jamás escrita: Philosophiae Naturalis Principia Mathematica.

La publicación de los Principia de Newton donde Newton mostraba la equivalencia de su ley de gravitación universal, la atracción gravitatoria es lo que mueve a los planetas, con las leyes del movimiento planetario de Kepler dio término a la Revolución Copernicana y las predicciones que permitía su modelo matemático del universo, inauguraban una nueva era para la ciencia. Con un ejemplar de la primera edición de los Principia  editado en Londres en 1687 y costeado de los bolsillos del propio Halley -por suerte para éste se vendió muy bien y ya 4 años después era casi imposible encontrar en ejemplar- terminamos esta nota.

Fuente: http://euler.us.es/~libros/astronomia.html 

Prof. Marta Santos