ArqueoastronomíaLic. Verónica Pernicone, Docente de EnDiAs

Cálculos matemáticos, leyes físicas, mediciones… Cuando escuchamos la palabra “Astronomía” lo primero que viene a nuestra mente son las ciencias exactas. Sin embargo, existe una especialidad dentro de la Astronomía que se vincula estrechamente con las ciencias sociales. Es la llamada Astronomía Cultural, cuyas ramas principales, la Historia de la Astronomía, la Arqueoastronomía y la Etnoastronomía, estudian el desarrollo de esta ciencia desde la lejana prehistoria hasta nuestros días.

 

Cada una de estas disciplinas trata sobre un aspecto determinado del vínculo establecido entre la humanidad y el cielo. La Historia de la Astronomía investiga la Astronomía del pasado aplicando metodología histórica y basándose en documentos escritos, pero se centra, especialmente, en el avance de esta ciencia en el ámbito académico occidental. Por su parte, la Arqueoastronomía se basa en los métodos y técnicas de la Arqueología para reconstruir el conocimiento que los antiguos pueblos tuvieron acerca del cielo. En cuanto a la Etnoastronomía, analiza las nociones sobre el cielo de grupos étnicos y culturales actuales, haciendo uso de técnicas de investigación etnográfica (entrevistas, observación participante, etc.).

De estas tres ramas, la Historia de la Astronomía es la más difundida, ya que la mayoría de los libros de introducción a la Astronomía le dedican sus capítulos iniciales. Por el contrario, no estamos tan familiarizados con las otras dos disciplinas porque no suelen incluirse en los textos de divulgación.

 

 

Stonehenge

Stonehenge, proclamado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1986

 

Stonehenge: el sitio arqueológico que dio origen a una ciencia

En la historia de la Arqueoastronomía, el sitio megalítico Stonehenge ocupa un lugar de privilegio. Aún conserva en pie parte del círculo de rocas de más de siete metros de alto que le otorgan un aspecto imponente en medio de la llanura de Salisbury, en Inglaterra. Su construcción, que se extendió a lo largo de cinco siglos, comenzó hace aproximadamente 5000 años, en el período Neolítico. Su constante presencia en la campiña inglesa fue como un faro que atrajo a cientos de investigadores con distintas teorías. Por ese motivo, ha sido desde siempre un sitio controversial. En principio, suscitó polémicas entre los arqueólogos acerca de quiénes lo erigieron y con qué finalidad. En lo que se refiere específicamente a su relación con la Astronomía, el debate albergó las más diversas especulaciones: desde calendario neolítico, observatorio solar, observatorio lunar, hasta "computadora lítica" para calcular eclipses.

Mapa Stonehenge

Ubicado cerca de Amesbury, condado de Wiltshire, Inglaterra

 

La primera persona que notó la orientación astronómica de Stonehenge fue el Reverendo William Stukeley en una obra de 1740. Ese mismo año, el arquitecto John Wood publicó una descripción del sitio. Sin embargo, estos autores creían que la orientación de Stonehenge era fruto del conocimiento de los druidas, sabios sacerdotes celtas a quienes asignaban, erróneamente, su construcción.

En el siglo XIX fue ampliamente aceptado que Stonehenge estaba relacionado con los cuerpos celestes, pero no existía un acuerdo sobre cuáles eran sus características astronómicas. A comienzos del siglo XX, el astrónomo Sir Joseph Norman Lockyer, descubridor del helio y fundador de la revista Nature, fijó su atención en Stonehenge y presentó sus conclusiones en octubre de 1901. Posteriormente, Lockyer continuó sus investigaciones en este sitio y publicó otro libro en 1906. Por su dedicación a este tema, Lockyer es reconocido como el fundador moderno de la Arqueoastronomía.

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Sir Joseph Norman Lockyer  (1836-1920)

 

No obstante, la práctica de esta joven ciencia fue obstaculizada por las ideas evolucionistas imperantes en esa época. Los arqueólogos objetaron que los "pueblos primitivos" no podían tener conocimientos astronómicos tan avanzados y acusaron a estos investigadores, desde Stukeley hasta Lockyer, de ser románticos y fanáticos. Arqueólogos de la talla de Gordon Childe, Mortimer Wheeler y Stuart Piggott fueron acérrimos críticos. Tuvieron que pasar sesenta años para que la Arqueoastronomía resurgiera y fuera aceptada como disciplina científica.

 

Gerald Stanley Hawkins (1928-2003)

Gerald Stanley Hawkins (1928-2003)

 

En efecto, el astrónomo Gerald Hawkins publicó un artículo en la revista Nature acerca de las alineaciones solares de Stonehenge en 1963, seguido por su libro "Stonehenge decodificado" en 1965. Tanto el astrofísico Fred Hoyle como el anteriormente escéptico arqueólogo Richard Atkinson apoyaron las hipótesis de Hawkins. En el mismo período, el ingeniero Alexander Thom analizó la orientación astronómica de sitios megalíticos en Gran Bretaña y en Francia.

Finalmente, el nacimiento de la Arqueoastronomía se había concretado.

 

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Verónica Pernicone1  es Coordinadora del Área de Astronomía Cultural en la Asociación Civil EnDiAs. 

(1) Licenciada en Ciencias Antropológicas (UBA). Periodista científica. Investigadora de la Universidad Nacional de Luján.