Un elemento que nadie puede negar que surge para las fechas navideñas, es la Estrella de Belén, vemos nuestras calles iluminadas por esta estrella, aparece en los cánticos navideños, y en nuestros pesebres.
Uno de los cuatro Evangelistas, Mateo, narra la historia:
"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él." (Mateo, 2. 1-3)
Estos magos habían visto en el oriente una estrella, la estrella del "rey de los judíos, que había nacido y venían a adorarlo"
No sabemos si fueron astrólogos, porque hasta su llegada nadie en Jerusalén, se había dado cuenta de la presencia de ese objeto celeste en el cielo.
No sabemos qué pudo haber sido ese acontecimiento astronómico, el Evangelista Mateo, no acota nada al respecto. Con el correr del tiempo, la Astronomía Moderna, trata a través de distintas hipótesis salvar esta cuestión:
Pero ya comienzan las dificultades. No se conoce con exactitud, cuándo nació Jesús.
La ciencia y la tecnología han avanzado mucho de un tiempo a esta parte, ¿podríamos aventurarnos a decir que nada queda librado al azar, todo estaría bajo control?. Este es sólo un artículo más, no una postura ideológica, ni mística, y mucho menos religiosa.
Nos preguntamos muchas veces, si con todos estos avances, con las traducciones de lenguas antiguas y hallazgos arqueológicos, hoy día tendríamos la posibilidad de investigar desde el punto de vista astronómico, qué pudo ser la Estrella de Belén.
La ciencia con todos sus aportes, nos responde que las conclusiones aun circulan por la senda de las hipótesis, pero más allá de esto, hay un aporte importante que permite descartar sucesos astronómicos ligados a nuestra Estrella en cuestión.
¿Qué vieron los Reyes Magos?
Mosaico de la Iglesia de San Apolinar el Nuevo en Rávena, Italia S.VI
Trataremos de mostrar distintas explicaciones con respecto a la Estrella de Belén desde el punto de vista astronómico, sin pretender mitificar ni desmitificar nada.
Citaremos un párrafo del Evangelio de Mateo (2, 1-9):
"(...) ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle. (...)[...] Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén (...) Ellos [los reyes] habiendo oído al rey, [Herodes] se fueron; y he aquí, que la estrella que habían visto en el oriente iba delante de ellos, hasta que llegando, se detuvo sobre donde estaba el niño"
San Ignacio de Antioquia en el Siglo I, en una de sus epístolas, hace una descripción de la Estrella de Belén:
"...un astro brillaba en el cielo más que todos los restantes, su situación era inexplicable, y su novedad causaba asombro. Los demás astros, junto con el Sol y la Luna, formaban un coro en torno a este nuevo astro, que los superaba a todos por su resplandor. La gente se preguntaba de dónde vendría este nuevo objeto, diferente de todos los demás."
La Estrella de Belén, un gran Misterio
Estrellas que anuncian: Desde el principio de los tiempos, los hombres de todos los pueblos, a pesar de sus diferentes culturas, tuvieron al cielo como guía para saber cuándo sembrar, cuando cosechar, y han interpretado algunos eventos astronómicos, como cometas, eclipses, o novas, como señales de acontecimientos catastróficos, un presagio de malos tiempos.
Las religiones han asociado sus dioses con las estrellas o planetas.
Una curiosidad es que en el antiguo Egipto, las crecidas del Río Nilo y el renacimiento anual de Osiris eran anunciadas por la primera aparición anual de la estrella Sirio en el cielo. Culturas centroamericanas ven al planeta Venus como la metamorfosis de Quetzalcóalt, por ejemplo, y así muchos mitos e historias más.
Pero tengamos en cuenta, que la Estrella de Belén puede también ser partícipe de un mito. Un hecho que le dio más grandiosidad al nacimiento de Jesús.
La cuestión que a nosotros nos liga a este evento, es la siguiente: si el suceso fue un mito, entonces no podremos darle ninguna explicación científica, pero si realmente existió, la pregunta científica será: qué pudo ser?.
Muchas fueron las hipótesis y son sobre la naturaleza de la Estrella de Belén.
¿Sería un cometa?
Si observamos los pesebres, será infaltable la presencia de la Estrella de Belén, con una larga cola, y un cuerpo de 5 o 6 picos. Sin lugar a dudas, estarían pintando un cometa.
Indudablemente, podría considerarse un cometa como un candidato para ser estrella de Belén. Algunas teorías que señalaban al cometa Halley como el objeto que fue visible en aquellos tiempos de la Natividad, hoy día sabemos que el cometa fue visible, efectivamente, pero allá por el año 12 a.C. Además, su fulgor no habría sido tan magnífico, ni habría superado en brillo al resto de estrellas. Si tomamos al año 5 a. C. como la fecha de la Natividad ésta hipótesis no sería coherente y la descartamos.
Y si en lugar del Halley hubiese sido otro cometa? Puede ser posible. Los astrónomos chinos registraban todo aquello que veían en el cielo. Sus crónicas son de gran ayuda para los historiadores de la Astronomía.
En los meses de Marzo y Abril del año 5 a C, registran un hui-hsing, una forma de llamar a una estrella con cola, es decir un cometa y choien-niu, el nombre dado por los chinos a un grupo de estrellas que se encontraban en la zona del norte de las estrellas Alpha y Beta de la actual constelación de Capricornio. Pero a pesar de que todo parece coincidir, hay ciertas dudas, porque los chinos no manifiestan en sus escritos, que haya habido un movimiento de este astro, y existe una cuestión más que tomar en cuenta, cuando explotó una supernova que ahora se conoce con el nombre de Tycho, los chinos también la observaron en el cielo, y también la llamaron hui-hsing, lo cual hace pensar que tanto a un cometa o a una estrella brillante la llamaban igual. De todas maneras, hay indicios de apariciones de cometas durante loa años 6 y 4 a C, que pudieron ser visibles desde Oriente, pero no hay evidencia de que hayan sido lo suficientemente brillantes como para observarlos a través del ojo humano.
¿Habrá sido una supernova?
Es otra posibilidad planteada. Primero aclaremos qué es una supernova: una supernova es una estrella muy masiva, que aumenta bruscamente su luminosidad de tal forma que no es posible que pase inadvertida en el cielo.
Es difícil que la Estrella de Belén haya sido una supernova. Porque cuando la estrella se convierte en supernova, está en su momento final, en su muerte, llegando al final de su evolución, esta estrella tiene una envoltura gaseosa que se expande con el tiempo. Por ejemplo, Tycho Brahe, observó una supernova en el año 1572, el resultado de la explosión de estas estrellas, se conoce como remanente de supernova, el remanente de la supernova observada por Tycho solamente se puede observar con instrumentos de mucha envergadura, para localizarla, y como un dato más es la famosa radiofuente B Cas en la constelación de Casiopea, una supernova observada por los chinos allá por el año 1054 es la famosa nebulosa del Cangrejo o Messier 1 (M1) en la constelación de Tauro, que puede verse con pequeños telescopios.
Todo este comentario, nos lleva a descartar la posibilidad de que la Estrella de Belén fuese una supernova.
¿Un planeta quizás?
Si alguna vez miramos al cielo en una noche más o menos clara podremos ver una gran cantidad de estrellas. Si nos fijamos con atención existirán algunas que no titilan como las estrellas, se trata de planetas. El gran brillo de los planetas visibles a simple vista reflejan la luz que reciben del Sol desde una distancia relativamente corta a escala astronómica. Júpiter y Venus, son dos planetas bastante brillantes.
Júpiter es visible durante éste invierno algo alto durante las primeras horas de la noche, además el objeto brillante y tiene muy cerca es Saturno, aunque como podremos comprobar, brilla con menor intensidad que Júpiter. Por otra parte, podremos ver al planeta Venus con un brillo cegador hacia el este al levantarnos temprano. Debemos recordar que Venus es el objeto celeste más brillante que puede verse en el cielo después de la Luna por supuesto.
Resulta extraño que el objeto que le llamara la atención a los Reyes Magos fuera un planeta, ya que siendo sabios, o astrónomos conocerían el cielo muy bien.
Cabría la posibilidad de que fueran conjunciones planetarias consideradas históricamente como el acontecimiento astronómico produjo la movilización de los Reyes Magos a Belén.
¿Una conjunción de planetas?
La informática actual aporta su método para calcular en poco tiempo qué conjunciones planetarias llamativas pudieron verse desde Babilonia en una fecha dada. Si marcamos un margen de años próximos a la Natividad el resultado que nos dan las computadores es, de dos conjunciones planetarias además de la propuesta por Kepler allá por el año 1604. La primera se dio en agosto del año 3 a.C. entre Júpiter y Venus y la segunda en junio del 2 a.C. entre los mismos planetas.
Roger Sinnot, articulista destacado de Sky & Telescope, propuso en 1968 que la conjunción dada en el año 2 a.C. fue la estrella de Belén, basándose en el hecho de un acercamiento de ambos planetas tan próximo, que resultaría imposible distinguir los dos planetas a simple vista, con lo cual lo que se observaba en el cielo sería un punto de luz brillantísimo. Además, Sinnot se basa en que ésta conjunción pudo verse durante buena parte de la noche y que fue visible en la constelación de Leo y cerca de su estrella más brillante Régulus, lo cual se relacionaba con los comentarios proféticos de la llegada de un Mesías.
¿Una lluvia de estrellas fugaces?
El divulgador astronómico británico Patrick Moore ha propuesto que la estrella de Belén bien podría tratarse de un bólido especialmente luminoso, el cual diera la señal a los magos para iniciar su viaje. Un bólido es un meteoro muy brillante que se hace visible en el cielo durante pocos segundos y que destaca muchísimo por su alto brillo.
Moore introdujo posteriormente otro bólido que habría aparecido en Belén a la llegada de los magos explicándose de ésta forma el texto bíblico. El primer bólido iniciaba el viaje, el segundo anunciaba el destino final. No es difícil que esto pudiera darse realmente pero los bólidos, a pesar de su espectacularidad, son fenómenos astronómicos relativamente comunes y los magos deberían conocer estos fenómenos sobradamente.
Patrick Moore anotó otra hipótesis alternativa. En la primera década de éste siglo se pudo observar desde Inglaterra una lluvia de estrellas fugaces bastante particular. Se inició con un meteoro brillante, después un segundo meteoro siguió el mismo sentido que el primero, luego un tercero hizo lo mismo y así sucesivamente. Nunca se ha vuelto a ver una lluvia con éstas características.
La nueva hipótesis apunta a que una lluvia como ésta, (hoy la llamamos Cirílidas) hubiera sido el punto culminante para la partida de los magos hasta Belén. ¿Y en Belén? ¿Se daría otra similar? Esta hipótesis no es demasiado plausible astronómicamente... Particularmente considero que si se hubiera dado un fenómeno así de particular, las narraciones de Mateo habrían tomado otro cariz y la descripción de la estrella de Belén habría sido bien distinta.
¿Una nova?
Una supernova puede ser la candidata ideal para ser la estrella de Belén. Por eso, ¿si en lugar de ser un objeto tan espectacular como una supernova fuera una nova?
Una nova es una estrella que, como consecuencia de las reacciones nucleares explosivas que se dan en las capas más superficiales de la estrella, sufre un aumento de brillo considerable aunque no se acerca al excepcional aumento que sufren las supernovas.
Anotaciones chinas y coreanas, aportan datos sobre dicha nova que es la que pudo aparecer en una zona delimitada por las constelaciones del Águila y Capricornio, en concreto en una región de unos cinco o seis grados centrada en la estrella Theta de dicha constelación. El objeto sería visible al amanecer en el Este. A medida que pasaba el tiempo estas constelaciones se harían visibles más tiempo antes de que saliera el Sol hasta que, en unos tres meses, el objeto podría ser visible hacia la medianoche en el Sur en lugar del Este. Con lo cual el objeto sería visto por los Reyes Magos en el este (como dice el evangelio de San Mateo), y luego señalaría la posición de Belén desde Jerusalén. Aparentemente, por lo que marca David Hughes hay un error en la traducción desde el griego original del evangelio de San Mateo, una diferencia muy sutil de las palabras y por tanto, en lugar de leerse en el este ha de leerse en la primera luz del alba. Dato que refuerza ésta hipótesis. Según estos investigadores la estrella de Belén debía ser una nova que aconteció en el año 5 a.C. y que fue visible entre las constelaciones del Aguila y Capricornio.
El tiempo en que la estrella fue visible, los chinos anotaron que fue visible durante más de 70 días. Si los Reyes Magos vinieron de Babilonia, les daría tiempo suficiente para llegar a Belén, pero ¿y si vinieran de Persia?. Fuera de la zona china la estrella podría haber sido visible durante más días de manera que si los magos hubieran iniciado el viaje en Persia también les habría dado tiempo a llegar. Desde China no se vería durante tanto tiempo debido a la complicación climatológica producida por los vientos monzónicos.
Otras hipótesis
Algunos astrónomos como Mark Kidger (investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias) o Humphreys (de la Royal Astronomical Society) disponen de una hipótesis no centrada en un objeto u acontecimiento en concreto, sino en varios.
Su hipótesis se basa en la conjunción planetaria del año 7 a.C.; Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis le habría llamado poderosamente la atención a los Reyes Magos como ya hemos explicado. Posteriormente en el año 6 a.C. Marte, Júpiter y Saturno se agruparon muy cerca entre ellos en una zona del cielo reducida (no se trata de ninguna conjunción) de nuevo en la constelación de Piscis. Si bien el suceso no tuvo nada en especial los Reyes Magos estaban ya sobre avisados, así que a la menor señal celeste, iniciarían la partida. Algo que llegaría con la nova del año 5 a.C la cual se mantendría visible durante más de 70 días, tiempo suficiente para que los Reyes Magos llegaran a ver a Jesús. De ésta forma Kidger y Humphreys sitúan a la Estrella de Belén como una sucesión de acontecimientos astronómicos sucedidos durante dos años.
Lleguemos juntos a una conclusión
Es indudable que aún no hay nada claro acerca de la naturaleza de la estrella de Belén. Distintos investigadores poseen distintas hipótesis acerca de ella pero no hay unanimidad sobre el fenómeno que guió a los Reyes Magos a Belén. Algunas hipótesis son descartables casi de inmediato y otras podrían ser aceptables. Podemos tomar la que queramos pero con cierto escepticismo porque, siguen siendo hipótesis. Dejamos muchas ideas, comentarios, hay mucho más para investigar que lo que se puede escribir en algunas páginas, este fue un pequeño resumen del estado actual de pensamiento acerca de la Estrella Belén. ¿La ciencia sigue avanzando y la fe se mantiene intacta al respecto?
Prof. Marta S. Santos